Libros
-
El palacio de los purosFormato eBook: $70
Libro impreso: $180
DisponibleMario Panyagua ha escrito una intensa novela. La atmósfera es fascinante y decrépita. Describe personajes repulsivos y escenarios de grandeza marchita como un mural de vida cotidiana entre malditos. Es la mirada de un autor y su alter ego, Abel Invierno, lúcidos y autodestructivos. Panyagua es realista sin saturarnos de realismo descriptivo. Corresponde a los escritores que habitan una urbe inagotable en sus miserias. Como en toda trama que merece desarrollarse con oficio, El palacio de los puros es un retablo de cegueras y crueldad. La respiración del autor a través del lenguaje viaja al borde del vacío, angustiada y desoladora.
Un aire viciado procedente de todas las capas sociales se concentra en la penitenciaría, donde cohabitan los monstruos de la sociedad afuera como legión maldita. Dentro, Abel Invierno pasa por su propia pesadilla. Presunto multiasesino de mujeres, narra como a susurros el pasaje de su vida que lo convirtió en un proscrito patibulario. Defiende su verdad necesaria para entender su propia vida, arrancándose la mordaza impuesta por la ley y la sociedad, falacias que castigan a los más desposeídos. Abel es un artista treintañero que poco a poco fue aceptando amargamente que la vida de bohemio tiene muy pocas recompensas y sí muchas penitencias y condenas.
Reflexivo pese a su mente seducida por los excesos, Abel es suficientemente pícaro para perseguir sus terrores nocturnos sobre el arte y los personajes que cruzan por su vida en un universo poblado de abusadores, farsantes y fracasados. Abel vive en un ambiente desolado y sórdido, no hay tolerancia al amor y ni a la esperanza.
Nadie es inocente en el universo de Abel.
Gilles Deleuze y Felix Guattari coincidían en que un texto es un montaje de máquinas deseantes, ejercicio esquizoide que desgaja de un texto su potencia revolucionaria.
El palacio de los puros detona con todo su brío, la abyección de la esencia humana.
J. M. Servín
-
PerdidoLibro impreso: $120
Disponible«La crónica no es —dice Joseph Salomon—, como se podría pensar, un“género híbrido”; pero en el libro de crónicas se puede incluir cuantaocurrencia sea posible, en especial las apresuradas ocurrencias pasajeras,escritas sobre la marcha y de las que los escritores luego se arrepentirán. Contodos sus excesos y falsificaciones, sus digresiones, historias ymalentendidos, Perdido es un volumen donde la ocurrencia veloz de la crónicaacabará moviéndose —lentamente— entre los pliegues de un difuso archivoliterario». Este libro fue declarado ganador en el Cuarto Concurso Nacional deCrónica Urbana UACM 2008.
-
Impudorosas, definitivas, míticas y afectuosas muertesLibro impreso: $120
Disponible¿Cuántas veces puede uno morir en vida? Víctor Roura despliega una metódica y lírica apreciación sobre las aproximaciones del hombre a la final oscuridad o al principio luminoso, nadie lo sabe. Recurre a algunos temas de esta situación, antes de abordar sus vivencias que lo han mantenido en el hilo de la supervivencia. Dice Stephen Crane que “es posible que cada persona piense que su propia muerte es el fenómeno final de la naturaleza”. Después de todo, luego de la muerte nada queda, excepto los recuerdos que pudo haber dejado, si es que los dejó, el fallecido. Es cierto aquello de que el universo también muere cuando muere uno. ¿Qué palabras más cercanas a la muerte que “guerra”, “dictadura”, “fascismo”, “intolerancia” “beligerancia”, “invasión”, “violación”? Encierran un destino aciago, acaso mortífero. Víctor Roura se introduce en ellas para hablar de la muerte, esa única certeza que el hombre tiene a lo largo de su vida.