La tradición literaria mexicana ha tenido grandes ensayistas, uno de ellos es Hugo Hiriart, uno de los mayores escritores vivos de México; además del ensayo (el ensayo de mirada filosófica), su obra abarca diversos géneros literarios y en todos ha impreso un estilo sobrio, elegante, estricto, y no obstante asistido por la gracia, el humor y por una cualidad poco observada en los escritores: leerlo es conversar con el autor. En Diario apócrifo rescatamos una breve muestra de las columnas (más ensayos breves que artículos periodísticos) que publicó durante décadas en distintos medios impresos, y que muestran asimismo la amplitud de mira de sus intereses intelectuales: la poesía, la novela, la biografía, el cine, la música, la fi lología, la pintura, la historia, la fi losofía, la mística y el teatro. Para el autor de «El arte de perdurar» —uno de los ensayos más perfectos de la literatura mexicana, publicado en el libro del mismo título—,no hay tema que no pueda ser abordado por el ensayo, desde la alta cultura hasta los motivos más modestos y anónimos de nuestro trajín cotidiano. La curiosidad y la delicada ironía para indagar en los pliegues de la diversa realidad hacen de esta colección de ensayos una lectura disfrutable, donde además la destreza reflexiva de Hiriart nos conduce casi siempre al asombro, a la duda, a la dicha. FELIPE VÁZQUEZ
Rita Cetina, Gertrudis Tenorio y Cristina Farfán fueron escritoras, editoras y profesoras. A ellas se les debe la publicación de la primera revistaliteraria elaborada íntegramente por mujeres en México, la organización de una sociedad poética femenina y la fundación del primer colegio laico y gratuito para niñas en Mérida, Yucatán. Además de su revista, escribieron poemas, cuentos y ensayos que divulgaron en espacios periodísticos de varias regiones del país durante la segunda mitad del siglo XIX. En 1880 Farfán murió «de parto» y la comunidad literaria meridiana elaboró un cuadernillo con poemas y prosas en su memoria. Doce años más tarde, Cetina y Tenorio reunieron media centena de poemas de su autoría en una libreta manuscrita. Ambos documentos pasaron inadvertidos durante las siguientes décadas: el primero, una corona fúnebre poética, sólo circuló entre un grupo reducido de personas; a su vez, la libreta que reúne los poemarios Ensayos poéticos de Cetina, y Rimas, de Tenorio, permaneció inédita desde su elaboración. La presente edición rescata ambos documentos que, por primera vez, se ponen a disposición de lectoras y lectores del siglo XXI.Van precedidos por un estudio introductorio que contextualiza a las autoras y da cuenta de su importancia en la historia literaria mexicana, engeneral, y en la historia de la escritura pública de mujeres, en particular.