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  • Los exámenes
    Manuel Pérez Rocha
    Disponible

    La evaluación del aprendizaje es esencial para los sistemas educativos. Sin embargo, se ha convertido en un ejercicio que se aparta del objetivo de contribuir al aprendizaje y frecuentemente responde a exigencias de los intereses dominantes de la sociedad estratificada, escindida y sin rumbo en la que vivimos.

    En los modelos de evaluación del aprendizaje vigentes se ha encontrado un lenguaje mercantil, bancario: los estudiantes “deben” cierta materia, una vez aprobado un examen ya la “pagaron” o la “acreditaron”, los cursos se miden en “créditos” y acumulando una determinada cantidad de créditos se obtienen determinados derechos.

    Pero el conocimiento no puede cuantificarse, excepto si se reduce a fragmentos de información. Tan carente de contenido real es la “medición” de conocimientos, que su unidad de medida son “puntos”, término que carece de significado cognoscitivo y no tiene relación con los elementos del complejo proceso vital del conocimiento: motivación, voluntad, capacidad de abstracción, de análisis y síntesis, creatividad, imaginación, capacidad de cuestionamiento y destreza en el manejo de las técnicas apropiadas.

  • ¿Quién cuenta en la escuela?
    Míriam Sánchez Hernández
    Disponible

    La Colección Galatea ofrece en esta ocasión cuentos de dos escritores latinoamericanos que, desde la literatura, tocan bordes y abismos de la vida escolar.

    El primero, del argentino Héctor Sandro, se titula “Modificación de último momento”. El segundo, titulado “Tachas”, fue escrito por el mexicano Efrén Hernández.

    Un par de cuentos cuya forma incisiva, rápida y sorpresiva nos remite, seguramente, a un sinnúmero de anécdotas propias y ajenas sobre lo cotidiano en la escuela y sobre los alcances y los límites de la relación entre profesores y estudiantes.


  • Educar ¿para qué?
    Míriam Sánchez Hernández
    Disponible

    Educar. Educar ¿para qué? La interrogante no es nueva, ha sido planteada durante todo el siglo en la filosofía, la epistemología, las ciencias de la educación, la investigación social y la económica. Se ha dicho que la educación impulsa el desarrollo económico de un país, favorece la movilidad social de los individuos, prepara para el trabajo; es responsable de la reproducción social de los valores, de la dominación y de la enajenación; abate la pobreza de los individuos y de los países.

    David Orr, Fritjof Capra y Humberto Maturana reconocen que la principal motivación que debe alentar la educación es preservar la vida, y sólo encuentran una forma de lograrlo: cuidar la tierra, el agua, las especies; pues a pesar de que hoy la población del mundo recibe más educación, aumenta la devastación de la naturaleza y la destrucción del hombre.

    ¿Para qué sirve la educación?, ¿qué queremos de ella?, ¿qué educación se necesita? Son preguntas insoslayables que urge responder.

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