- Coeditor: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
- Precio: MX$190
- ISBN-13: 9786078692651
- Año de Edición: 2021
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Lenguaje del texto: Español
- Páginas: 6603
- Coeditor: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
- Precio: MX$480
- ISBN-13: 9786078692286
- Año de Edición: 2022
-
Lenguaje del texto: Español
- Páginas: 706
- Imprint: Universidad Autónoma de la Ciudad de México
- Tamaño: 17 x 23
- Peso: 0.65 kg
VICTOR SERGE. Revolucionario, poeta, escritor ruso de idioma francés, historiador y periodista, Víctor-Napoleón Llovich Kibalchich, mejor conocido como Víctor Serge, no encaja en ninguna clasificación. Nació en Bruselas el 31 de diciembre de 1890 de padres exiliados y murió, igualmente en el exilio, en la Ciudad de México el 17 de noviembre de 1947. Transitó por las principales corrientes del movimiento obrero: el socialismo reformista, el comunismo anarquista, el individualismo, el anarcosindicalismo, el bolchevismo y el trotskismo para finalmente arribar a un socialismo humanista de corte libertario y antitotalitario. Sobreviviente de la peste negra y también de la peste roja, en 1941 llegó a México, el último refugio de los proscritos del mundo. Aunque constantemente perseguido por los estalinistas que no le perdonaban su disidencia, aquí vivió una etapa relativamente tranquila y enormemente productiva: lejos del drama de Europa azotada por la guerra, redactó o terminó algunas de sus obras más fascinantes. En primer lugar, las monumentales Memorias de un revolucionario, auténtica enciclopedia de las esperanzas del siglo XX y lúcido diagnóstico de sus fracasos. Luego, las novelas: Los últimos tiempos, sobre la debacle de Francia en 1940, El Caso Tuláev y Los años sin perdón en donde con recursos literarios inspirados en la obra literaria de John Dos Passos y de los grandes novelistas rusos describe la realidad paranoica de la burocracia soviética. En 1942 sobrevivió a un intento de asesinato y, todavía vigoroso, falleció en diciembre de 1947 en un taxi. Ataque cardiaco, especificaba el reporte médico, aunque no se hizo autopsia y su hijo, el pintor Vlady, siempre pensó que murió envenenado.